lunes, 25 de julio de 2011

Un tic sin tac.

La luna derramaba su pálida luz
sobre las calles mojadas.
Una caricia, un beso, un adiós.

El viento mecía sus cabellos,
agradecido de poder acariciarlos.
Una caricia, un beso, un ruego.

Las estrellas clamaban amparo,
y las nubes acudían al llamado.
Una caricia, un beso, una promesa.

Y el universo entero se paralizó.

La lluvia se detuvo antes de caer,
el viento paró de soplar,
las estrellas dejaron de brillar,
la luna cesó de mirar.
Y ellos, por un momento, de respirar.

Una caricia, un beso, un para siempre.

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